Alimentos refrescantes

Debemos incluir en nuestra dieta alimentos ricos en agua. Te damos las pistas para que el calor no te deshidrate. La sandía es un alimento con un alto poder hidratante.

Los alimentos también constituyen una excelente fuente de líquidos para nuestro cuerpo; las frutas y las verduras son el mejor ejemplo porque tienen entre un 80 y un 90% de agua en su composición, además de ser indispensables en una alimentación equilibrada y facilitar la eliminación de toxinas del organismo. La sandía y el melón están a la cabeza de la lista, con el 92 y el 90 por ciento de contenido en agua, respectivamente.

Las verduras y hortalizas, que si se toman crudas mantienen todos sus nutrientes, pueden servirse como entrante o guarnición, aunque una buena ensalada también es ideal como plato único. Si prefieres cocinarlas, procura prepararlas hervidas, a la plancha o al vapor, y aliñarlas con aceite de oliva virgen, especias o limón; así resultan más saludables y digestivas.

El pescado, además de contener proteínas de alta calidad y ácidos grasos esenciales como el omega 3 (salmón, sardinas, caballa, atún, bonito, anchoas…) que ayudan a regular los niveles de colesterol, también aporta bastante cantidad de agua al organismo.

Incluyendo estos alimentos en la dieta diaria podemos conseguir alrededor de un litro o litro y medio de líquido, y así tendríamos cubiertas más o menos la mitad de nuestras necesidades hídricas.

A lo largo del día, y dependiendo de la temperatura, el nivel de sudoración y la actividad física, debes ingerir agua y otros líquidos como zumos y refrescos (mejor sin azúcar), jugos de hortalizas, bebidas isotónicas, infusiones…

Menú hidratante:


Desayuno

Al levantarte: un vaso de agua con el zumo de medio limón.
Una infusión preferida.
Una macedonia de frutas.
Un yogur natural con cereales integrales.

Media mañana:

Dos rajas de melón.
Comida

Gazpacho o ensalada (lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, maíz y atún).
Salmón al horno con patatas asadas.
Una rebanada de pan.
Sorbete de limón.

Merienda:

Un zumo de fruta natural, o un batido de leche semidesnatada con fruta.

Cena:

Filete de ternera con verduras a la plancha.
Queso fresco con membrillo.
Antes de acostarte: una infusión relajante.